3.12.10

Anochece en tus muñecas hacia tus brazos tu sonrisa de sol. Trinan las estrellas delicadamente veladas por cabellos de medusa sin sierpe. Elucubran las respuestas los ojos de ocaso entre cencerros que llaman la montaña y desprenden aludes sobre las cejas. Ecuatorial, tu nariz se sabe cada constelación y ufana las recita para envidia de tus labios de aurora. Interpuesto, un lunar cabizbajo trata de enamorar alguna de las pecas de tu piel para que se presten a la danza. De las yemas a las palmas el bosque de dátiles recibe el amanecer entretenido en superponerse y acariciarse entre los rayos de luz cortados. Eres toda, mujer, mundo ovillado y de regazo secreto.

1 comment:

Lucía said...

¿Otro estilo?

Demasiado romántico para mi gusto, pero en lo suyo no está mal... lástima que te atrasaste un par de siglos.
De todas maneras, la experimentación dicen que es buen rodeo para llegar al camino.

xxx